DOLOR ABDOMINAL AGUDO ABORDAJE CLÍNICO ACTUALIZADO

Dolor Abdominal Agudo: Abordaje Clínico Actualizado

Tiempo De Lectura Aprox: 34 min

El dolor abdominal agudo es una de las causas más frecuentes de consulta en urgencias médicas, representando un desafío diagnóstico debido a su amplio espectro de etiologías, que van desde condiciones benignas hasta emergencias quirúrgicas potencialmente mortales. Según la World Society of Emergency Surgery (WSES 2023), hasta un 15-30% de los casos requieren intervención quirúrgica inmediata, destacando la importancia de un enfoque metódico y rápido.

Abordaremos la definición, fisiopatología y estrategias diagnósticas actualizadas del abdomen agudo, dirigido a estudiantes de medicina, profesionales de la salud y pacientes que buscan información técnica pero accesible.

1. Definición de Dolor Abdominal Agudo

El abdomen agudo es un síndrome clínico caracterizado por:

  • Dolor abdominal de inicio rápido (habitualmente >6 horas y <7 días).
  • Síntomas asociados: náuseas, vómitos, alteraciones del tránsito intestinal, fiebre o compromiso del estado general.
  • Potencial necesidad de cirugía urgente, lo que exige un diagnóstico preciso y oportuno.

Objetivos Clave en la Evaluación

  • Diagnóstico diferencial: Establecer posibles causas mediante anamnesis dirigida, examen físico y estudios complementarios.
  • Identificar urgencias quirúrgicas: La participación temprana del cirujano es crucial (ej.: apendicitis, perforación intestinal, aneurisma aórtico roto).
  • Optimizar el manejo preoperatorio: Minimizar riesgos de morbilidad y mortalidad con reanimación adecuada (ej.: fluidoterapia, antibioterapia empírica).

El dolor abdominal agudo es una entidad multifactorial que requiere un abordaje sistemático para diferenciar entre causas médicas y quirúrgicas. La anamnesis detallada y el examen físico siguen siendo pilares fundamentales, complementados con imágenes y laboratorio según necesidad. Ante cualquier dolor abdominal intenso o persistente, consulte inmediatamente a un especialista para evitar complicaciones potencialmente graves.

2. Dolor Abdominal Agudo: Causas Según Tiempo de Inicio y Patrones Clínicos

El dolor abdominal agudo puede clasificarse según su forma de inicio (súbito, gradual o lento), un dato clave para orientar el diagnóstico diferencial. Según las guías de la World Society of Emergency Surgery (WSES 2023), hasta un 40% de los errores diagnósticos en urgencias se deben a una interpretación incorrecta de la cronología del dolor.

Analizaremos las principales causas de dolor abdominal, su evolución temporal y los patrones característicos que ayudan a identificar emergencias quirúrgicas.

2.1. Causas de Dolor Abdominal Según Tiempo de Inicio

  • Dolor de Aparición Súbita (Segundos a Minutos): Emergencias que requieren intervención inmediata:
    • Úlcera péptica perforada:
    o Dolor epigástrico en «puñalada» + abdomen en tabla (rigidez peritoneal).
    o Neumoperitoneo en radiografía o TAC.
    • Ruptura de aneurisma aórtico:
    o Dolor lumbar/abdominal irradiado a espalda + hipotensión (shock hipovolémico).
    • Embarazo ectópico roto:
    o Dolor hipogástrico unilateral + sangrado vaginal + β-hCG positivo.
    • Torsión testicular/ovárica:
    o Dolor en fosa ilíaca o escroto + náuseas + masa palpable.
    • Infarto agudo de miocardio (IAM):
    o Dolor epigástrico irradiado a mandíbula/brazo izquierdo (simula abdomen agudo).
  • Dolor de Aparición Gradual (Horas a Días): Procesos inflamatorios o obstructivos:
    • Apendicitis aguda:
    o Migración del dolor de epigastrio → fosa ilíaca derecha (FID) + signo de McBurney.
    o Alivio transitorio en perforación (por disminución de presión intraluminal).
    • Colecistitis aguda:
    o Dolor en hipocondrio derecho (HD) + fiebre + signo de Murphy.
    o Puede irradiarse a escápula derecha.
    • Pancreatitis aguda:
    o Dolor epigástrico en «cinturón» + vómitos + elevación de amilasa/lipasa.
    • Diverticulitis:
    o Fiebre + dolor en fosa ilíaca izquierda (FII) + leucocitosis.
  • Dolor de Aparición Lenta (Días a Semanas): Enfermedades crónicas o complicadas:
    • Obstrucción intestinal baja:
    o Distensión abdominal + vómitos fecaloideos + períodos de cólicos intermitentes.
    • Neoplasias (ej.: cáncer de colon):
    o Pérdida de peso + dolor sordo progresivo + cambios en hábitos intestinales.
    • Absceso intraabdominal:
    o Fiebre + masa palpable (posquirúrgico o por diverticulitis complicada).

2.2. Patrones Específicos del Dolor Abdominal

  • Migración vs. Irradiación
    • Migración (cambio de localización):
    o Ej.: Apendicitis (epigastrio → FID).
    • Irradiación (dolor que se extiende sin dejar sitio original):
    o Ej.: Cólico biliar (HD → escápula derecha).
  • Intermitencia
    • Obstrucción intestinal alta:

    o Cólicos cada 3-5 minutos (peristaltismo contra la obstrucción).
    • Litiasis ureteral:
    o Oleadas de dolor lumbar intenso (cólico renal).
  • Alivio Engañoso
    • Perforación de úlcera:
    Dolor epigástrico mejora transitoriamente (por liberación de ácido).
    • Apendicitis perforada: Dolor en FID disminuye, pero aparece peritonitis.

El tiempo de inicio y la evolución del dolor abdominal son datos fundamentales para priorizar estudios y tomar decisiones terapéuticas. Mientras las causas de aparición súbita suelen ser quirúrgicas, las de evolución lenta pueden requerir enfoques multidisciplinarios.

3. Tipos de Dolor Abdominal

En la evaluación del dolor abdominal agudo, la caracterización del tipo de dolor es un elemento clave para orientar el diagnóstico diferencial. Aunque los pacientes describen sus síntomas con términos variados (ardor, punzada, «como un mordisco»), desde el punto de vista médico, el dolor puede clasificarse en patrones específicos que correlacionan con distintas etiologías.

Según las guías clínicas más recientes (Rome Foundation, 2023), una descripción precisa del dolor abdominal reduce hasta en un 30% los errores diagnósticos en urgencias. A continuación, presentamos una clasificación práctica basada en la evidencia actual.

3.1. Clasificación Clínica del Dolor Abdominal

  • Cólico Leve
    • Características:
    o Sensación de «calambre» o molestia vaga en el abdomen.
    o Intensidad baja y transitoria.
    o No suele asociarse a patología grave.
    • Causas frecuentes:
    o Indigestión.
    o Gases (meteorismo).
    o Síndrome de intestino irritable (SII).
  • Cólico Intermitente
    • Características:

    o Dolor ondulante, con episodios de exacerbación intensa seguidos de períodos de alivio.
    o Duración de los picos: 3-5 minutos (en obstrucción intestinal).
    o El paciente suele inquietarse durante las crisis («dolor que no deja estar quieto»).
    • Causas frecuentes:
    o Obstrucción intestinal (alta o baja).
    o Cólico renal (litiasis ureteral).
    o Colecistitis alitiásica (en fases iniciales).
    • Clave diagnóstica:
    o En obstrucción intestinal: vómitos biliosos/fecaloideos + distensión abdominal.
    o En cólico renal: dolor lumbar irradiado a ingle + hematuria.
  • Cólico Continuo
    • Características:

    o Dolor constante, pero con fluctuaciones de intensidad (sin alivio completo).
    o El paciente describe «un dolor que no se va, pero a veces sube y baja».
    • Causas frecuentes:
    o Obstrucción intestinal alta (ej.: vólvulo).
    o Colecistitis aguda (dolor en hipocondrio derecho + signo de Murphy).
    o Litiasis ureteral impactada.
    • Clave diagnóstica:
    o En colecistitis: fiebre + leucocitosis + ecografía con engrosamiento vesicular.
  • Dolor Continuo (No Cólico)
    • Características:

    o Intensidad estable, sin fluctuaciones significativas.
    o Empeora con movimientos o palpación (si hay irritación peritoneal).
    • Causas frecuentes:
    o Úlcera péptica perforada:
     Dolor epigástrico en «puñalada» + abdomen en tabla.
     Neumoperitoneo en radiografía o TAC.
    o Pancreatitis aguda:
     Dolor epigástrico en «cinturón» + vómitos + hiperamilasemia.
    o Peritonitis:
     Dolor generalizado + fiebre + defensa abdominal.
    o Hemoperitoneo (ej.: ruptura de embarazo ectópico).
    • Clave diagnóstica:
    o En peritonitis: signo de Blumberg (dolor al descompresión) + leucocitosis.

3.2. ¿Por Qué es Clave esta Clasificación?

  • Prioriza emergencias: Un dolor continuo no cólico sugiere patología grave (ej.: perforación).
  • Guía los estudios complementarios:
    o Cólico intermitente → Evaluar obstrucción con TAC abdomen.
    o Dolor continuo en epigastrio → Medir amilasa/lipasa (pancreatitis).
  • Determina urgencia quirúrgica:
    o Abdomen agudo con defensa/rigidez → Cirugía inmediata.

La descripción precisa del dolor abdominal (cólico vs. continuo, intermitente vs. estable) es una herramienta diagnóstica tan valiosa como los exámenes de imagen. En pacientes con dolor continuo de inicio súbito, siempre debe descartarse una urgencia quirúrgica.

4. Dolor Abdominal por Localización

El dolor abdominal es una de las consultas más frecuentes en urgencias. Su localización anatómica es clave para orientar el diagnóstico, ya que cada región del abdomen se asocia con órganos específicos y patologías particulares. Según las guías clínicas más recientes (WSES 2024), una evaluación metódica basada en la topografía del dolor reduce significativamente los errores diagnósticos.

  • Dolor en el Epigastrio (Parte Superior del Abdomen)
    • — Causas Principales
    • Úlcera péptica:
    o Dolor urente o punzante, relacionado con la ingesta (mejora o empeora con alimentos según su ubicación gástrica o duodenal).
    o Antecedentes de uso de AINEs o infección por H. pylori.
    • Úlcera perforada:
    o Dolor súbito en «puñalada» + abdomen en tabla (rigidez por peritonitis).
    o Neumoperitoneo visible en radiografía o TAC.
    • Colecistitis aguda:
    o Dolor en hipocondrio derecho (HD) que irradia a escápula.
    o Signo de Murphy positivo (+ fiebre si hay infección).
    • Pancreatitis aguda:
    o Dolor en «cinturón» (epigastrio irradiado a espalda) + vómitos.
    o Elevación de amilasa/lipasa en sangre.
    • Infarto agudo de miocardio (IAM):
    o Dolor epigástrico + sudoración fría + factores de riesgo cardiovascular.
    o ¡Ojo! En diabéticos o mujeres puede no haber dolor torácico típico.
    • Diagnósticos Diferenciales Importantes
    • Absceso hepático: Dolor en HD + fiebre + antecedente de amebiasis o cirugía reciente.
    • Gastritis aguda: Dolor ardoroso + náuseas, sin signos de irritación peritoneal.
  • Dolor en el Mesogastrio (Región Periumbilical)
    • — Causas Principales

    • Apendicitis aguda:
    o Dolor que migra de mesogastrio a fosa ilíaca derecha (FID) en horas.
    o Signo de McBurney positivo + leucocitosis.
    • Obstrucción intestinal:
    o Cólicos intermitentes + distensión + vómitos (fecaloideos en obstrucción baja).
    o Niveles hidroaéreos en radiografía.
    • Aneurisma aórtico roto:
    o Dolor lumbar súbito + hipotensión + masa pulsátil.
    o Urgencia quirúrgica con alta mortalidad si no se interviene.
    • Diverticulitis:
    o Dolor en fosa ilíaca izquierda (FII) + fiebre (más común en adultos mayores).
    • Claves para No Errar
    o En adultos mayores, considerar siempre isquemia mesentérica si hay dolor desproporcionado al examen físico.
    o En niños, el dolor periumbilical puede ser el primer síntoma de apendicitis temprana.
  • Dolor en el Hipogastrio (Parte Inferior del Abdomen)
    • — Causas en Mujeres

    • Enfermedad pélvica inflamatoria (EPI):
    o Dolor bilateral + flujo vaginal purulento + fiebre.
    o Antecedentes de infecciones de transmisión sexual.
    • Embarazo ectópico roto:
    o Dolor unilateral súbito + sangrado vaginal + β-hCG positivo.
    o Urgencia ginecológica por riesgo de hemorragia.
    • Torsión ovárica:
    o Dolor intenso + masa anexial en ecografía.
    • Causas en Hombres y Ambos Sexos
    • Diverticulitis sigmoidea:
    o Dolor en FII + fiebre (similar a «apendicitis del lado izquierdo»).
    • Cistitis/infección urinaria:
    o Dolor suprapúbico + disuria + polaquiuria.
    • Litiasis ureteral:
    o Cólico lumbar que irradia a genitales + hematuria.
    • No Olvidar
    o Aneurisma ilíaco roto: Dolor hipogástrico + shock hipovolémico (similar a aneurisma aórtico pero en pelvis).
    o Hematoma de la vaina del recto: Dolor súbito + masa en pared abdominal (tras tos violenta o anticoagulación).

La localización del dolor abdominal es una herramienta diagnóstica fundamental. Mientras el epigastrio apunta a patologías gástricas, biliares o cardíacas, el mesogastrio sugiere apendicitis o obstrucción intestinal, y el hipogastrio orienta a causas ginecológicas, urinarias o diverticulitis.

5. Examen Físico del paciente con dolor

El examen físico del paciente con dolor abdominal agudo no debe limitarse al abdomen. Una evaluación completa y ordenada puede revelar datos cruciales para el diagnóstico, especialmente en casos donde la presentación es atípica o la gravedad no es evidente a primera vista.

  • Evaluación General: Lo que el Paciente Nos Dice Sin Hablar
    • Apariencia general:
    o ¿Parece enfermo? Un paciente pálido, sudoroso y con facies de dolor sugiere un proceso agudo grave (ej.: perforación, isquemia mesentérica).
    o Postura:
     Acostado inmóvil (peritonitis: evita movimientos que aumenten el dolor).
     Inquieto, retorciéndose (cólico renal o biliar).
    • Estado de hidratación y perfusión:
    o Mucosas secas, lengua saburral → Deshidratación (vómitos persistentes, obstrucción).
    o Ictericia → Sugiere patología biliar o hepática.
    • Patrón respiratorio:
    o Respiración superficial (para no mover el peritoneo inflamado).
    o Dolor pleurítico (aumenta con la inspiración) vs. dolor peritoneal (aumenta con la tos o movimientos).
  • Signos Vitales: No Solo Números, sino Contexto
    • — Frecuencia Cardíaca (Pulso)
    • Taquicardia:
    o Dolor intenso, hipovolemia (sangrado, deshidratación) o sepsis.
    o En ancianos, un pulso normal no descarta gravedad (pueden no taquicardizar por medicación o comorbilidades).
    • Bradicardia paradójica:
    o Signo de Cushing: Bradicardia + hipertensión en hemorragia intracraneal, pero también descrita en peritonitis biliar (reflejo vagal).
    • — Temperatura
    • Fiebre:

    o >39°C: Infecciones graves (pielonefritis, absceso intraabdominal, salpingitis).
    o Picos febriles intermitentes: Abscesos (ej.: diverticulitis complicada).
    • Hipotermia:
    o Sepsis grave (especialmente en ancianos o inmunodeprimidos).

5.1. Examen Abdominal

El examen abdominal es mucho más que una simple palpación; es un diálogo silencioso entre las manos del médico y el cuerpo del paciente. Cuando nos enfrentamos a un abdomen agudo, cada paso del examen desde la primera mirada hasta la palpación más cuidadosa nos va revelando pistas esenciales para el diagnóstico.

  • La Inspección: Antes de tocar, debemos observar. Un buen examen comienza con una inspección minuciosa donde cada detalle cuenta:
    • La piel abdominal puede delatar problemas profundos. Un ombligo teñido de azul (signo de Cullen) o moretones en los flancos (signo de Grey Turner) son señales de alarma que gritan «sangrado interno», ya sea por una pancreatitis grave o la ruptura de un aneurisma aórtico.
    • Las cicatrices antiguas nos hablan de historias pasadas. ¿Esa línea en fosa ilíaca derecha? Podría ser de una apendicectomía previa, descartando ese diagnóstico. O quizás es de una cesárea, lo que aumenta el riesgo de obstrucción por adherencias.
    • La forma del abdomen es un libro abierto. La distensión marcada sugiere obstrucción o íleo, mientras que un abdomen «en tabla» (rígido como una tabla de madera) es el sello de una peritonitis. Y ese contorno asimétrico, abultado hacia un lado. ¿será el vólvulo de sigmoides mostrando su presencia?
  • La Auscultación: Colocamos el estetoscopio con calma, sabiendo que los ruidos intestinales son voces que narran lo que ocurre en las profundidades:
    • El silencio absoluto es ominoso. Un abdomen que no emite sonidos es como una ciudad fantasma, algo anda muy mal, probablemente una peritonitis avanzada donde todo movimiento intestinal ha cesado.
    • Los ruidos metálicos y urgentes de la obstrucción intestinal temprana contrastan con los sonidos lentos y espaciados del íleo paralítico. Es como distinguir entre el traqueteo acelerado de un tren (obstrucción) y el motor ahogado de un auto que no arranca (íleo).
    • Los soplos nos recuerdan que no todo es intestino. Ese murmullo sobre el epigastrio podría ser la turbulencia sanguínea en un aneurisma aórtico a punto de romperse.
  • La Percusión: Nuestros dedos se convierten en instrumentos de exploración, haciendo resonar los secretos abdominales:
    • El timpanismo dominante nos habla de aire atrapado, ya sea en una obstrucción o en el temido neumoperitoneo de una víscera perforada.
    • La matidez cambiante es la firma de la ascitis. Al hacer girar al paciente, el líquido se mueve como las mareas, dejando al descubierto zonas antes ocultas.
    • El dolor a la percusión puede ser tan revelador como el rebote, pero mucho más humano. Golpear suavemente las zonas alejadas antes de acercarnos al área dolorosa es como tantear el terreno antes de pisar fuerte.
  • La Palpación: Aquí es donde la técnica se vuelve arte. Las manos del médico deben ser a la vez sensibles y firmes:
    • Comenzamos lejos del dolor, con un tacto tan ligero como una pluma. Observamos el rostro del paciente más que nuestras manos – una mueca, un parpadeo rápido pueden decir más que mil palabras.
    • La defensa voluntaria versus la involuntaria se descifra con sutileza. Pedir al paciente que respire hondo o que hable de otro tema mientras palpamos puede engañar a los músculos que intentan proteger conscientemente.
    • El truco del fonendoscopio es un recurso valioso, especialmente con niños. Mientras creen que los auscultamos, nuestras manos exploran sin encontrar resistencia.
    • La palpación profunda queda reservada para cuando descartamos peritonitis. Buscamos masas, órganos agrandados o ese aneurisma que late amenazador bajo nuestros dedos.

5.2. Maniobras Especiales: Más Allá del Blumberg

El clásico «rebote» tiene su lugar, pero no debe ser nuestro primer movimiento:

  • La tos inducida puede provocar el mismo dolor peritoneal sin la brutalidad del rebote.
  • La elevación de la cabeza tensa la pared abdominal. Si duele, el problema está en el peritoneo parietal o la propia pared.
  • La flexión de muslos relaja los músculos abdominales, ayudando a distinguir entre contractura voluntaria e inflamación real.

El examen abdominal ideal es como una sinfonía bien dirigida – cada movimiento sigue al anterior en una secuencia lógica. Comenzamos con lo menos invasivo (inspección), seguimos con lo intermedio (auscultación, percusión), y dejamos lo más molesto (palpación profunda, rebote) para el final, cuando ya tenemos una idea clara de lo que ocurre.

Recordemos siempre que examinamos a una persona, no solo un abdomen. Un enfoque gradual, respetuoso y sistemático no solo genera mejor información diagnóstica, sino que construye la confianza esencial entre médico y paciente. Al final, las manos hábiles y la observación aguda siguen siendo, en la era de la tecnología, nuestras herramientas más valiosas.

5.3. Los Signos del Abdomen Agudo

En el intrincado arte del diagnóstico abdominal, existen signos físicos que funcionan como palabras clave en un idioma médico ancestral. Estos hallazgos, bautizados con los nombres de quienes los describieron, son faros que iluminan el camino hacia diagnósticos precisos en medio del mar de posibilidades que presenta un abdomen agudo.

5.3.1. El signo de Blumberg

El signo de Blumberg es un hallazgo clínico importante en el examen abdominal que sugiere irritación peritoneal, frecuentemente asociado a condiciones como apendicitis, peritonitis u otras causas de abdomen agudo.

  • Procedimiento para evaluarlo:
    • El paciente debe estar en decúbito supino (boca arriba).
    • El examinador presiona suavemente con la mano en un área alejada del dolor (ej: fosa ilíaca izquierda en sospecha de apendicitis).
    • Luego, retira la mano rápidamente.
  • Resultado positivo:
    • El paciente refiere dolor agudo y repentino al liberar la presión (más intenso que durante la compresión).
    • Indica que hay inflamación del peritoneo parietal (la capa que recubre la cavidad abdominal).
  • Importancia:
    • Es un signo clásico de peritonitis.
    • En apendicitis, suele aparecer en fases avanzadas (cuando hay afectación peritoneal).
    • No es específico de una enfermedad, por lo que debe correlacionarse con otros hallazgos (ej: fiebre, leucocitosis, signo de McBurney, etc.).
  • Diferencias clave:
    Blumberg vs. Rebote: Aunque algunos usan los términos como sinónimos, el rebote (dolor al soltar en cualquier zona) es inespecífico, mientras que Blumberg implica irritación peritoneal localizada.

Si encuentras este signo en un paciente, considera derivación urgente para evaluación quirúrgica.

5.3.2. El Signo del Psoas: Cuando el Músculo Habla

Imaginemos al paciente acostado boca arriba, aparentemente en una posición tranquila. Le pedimos que levante la pierna extendida mientras nosotros ejercemos una suave resistencia. Si un gesto de dolor cruza su rostro, el músculo psoas nos está contando su historia.

Este signo positivo nos habla de irritación en ese largo músculo que conecta la columna con el fémur. Podría ser el apéndice inflamado, escondido detrás del ciego, rozando con cada movimiento el psoas. O quizás un absceso retroperitoneal, como un incendio silencioso tras la cavidad abdominal. Curiosamente, hasta una hernia discal lumbar baja puede susurrar a través de este signo, recordándonos que no todo dolor que parece abdominal lo es.

5.3.3. El Signo de Rovsing: El Eco del Dolor Apendicular

Con manos expertas, presionamos suavemente la fosa ilíaca izquierda, lejos de donde el paciente señala su dolor. Paradójicamente, el dolor aparece o se intensifica en el lado opuesto, en ese punto clásico a medio camino entre el ombligo y la espina ilíaca anterosuperior derecha.

Este fenómeno de dolor referido es como tocar una campana en un extremo del cuerpo y escuchar su sonido en el otro. El signo de Rovsing es la firma característica de la apendicitis, un truco diagnóstico que revela la irritación peritoneal difusa. Cuando lo encontramos, es como si el apéndice nos enviara un mensaje en código desde su escondite en la fosa ilíaca derecha.

5.3.4. El Signo de Murphy: El Grito de la Vesícula Enferma

Nuestros dedos buscan el punto cístico, ese lugar donde la vesícula biliar duerme bajo el reborde costal derecho. Pedimos al paciente que respire hondo, y entonces ocurre: justo cuando la vesícula inflamada desciende y choca contra nuestros dedos, el paciente detiene bruscamente la inspiración, como si hubiera topado con un muro invisible de dolor.

Este «arresto inspiratorio» es el signo de Murphy en toda su expresión, el sello distintivo de la colecistitis aguda. Pero este signo es un narrador versátil – también puede hablar de hepatitis agudas o incluso de neumonías basales derechas que irritan el diafragma. La clave está en escuchar atentamente todo el contexto de su relato.

5.3.5. El Signo de Kehr: El Mensaje desde el Bazo Roto

Presionamos con cuidado el epigastrio o el hipocondrio izquierdo, y de repente el paciente refiere un dolor agudo en el hombro izquierdo, como si alguien hubiera clavado una daga en ese punto distante. Este es el signo de Kehr, un fenómeno fascinante donde el dolor viaja por el nervio frénico hasta manifestarse lejos de su origen.

Es el grito de alarma del bazo traumatizado, aunque también puede presentarse en otros procesos que irritan el diafragma. Cuando lo encontramos en un paciente con antecedente de trauma, debemos pensar inmediatamente en hemorragia intraabdominal. El dolor se acentúa en Trendelemburg, posición que permite a la sangre acumulada rozar el diafragma y enviar sus señales de socorro al hombro.

5.3.6. El signo de McBurney

Se refiere al dolor a la palpación en el punto de McBurney, ubicado en la fosa ilíaca derecha, aproximadamente a un tercio de la distancia entre la espina ilíaca anterosuperior (EIAS) y el ombligo.

Importancia:

  • Es un signo clásico de irritación peritoneal localizada en la apendicitis, ya que este punto corresponde a la ubicación anatómica típica de la base del apéndice.
  • Suele acompañarse de otros signos como defensa abdominal, dolor de rebote (Blumberg) y rigidez.

Técnica de exploración:

  • El paciente debe estar en decúbito supino.
  • Se palpa suavemente el abdomen, buscando el punto de McBurney.
  • El dolor intenso a la presión sugiere inflamación del apéndice o peritoneo cercano.

5.3.7. El signo de abdomen en tabla

El signo de abdomen en tabla (o abdomen en tablilla) es un hallazgo clínico crucial en el dolor abdominal agudo, que indica irritación peritoneal generalizada, frecuentemente asociada a cuadros quirúrgicos graves como una peritonitis.

  1. Consiste en una rigidez extrema y generalizada de la pared abdominal debido a la contracción involuntaria de los músculos rectos del abdomen como respuesta a la inflamación del peritoneo (membrana que recubre las vísceras abdominales).
  2. Es un signo de peritonitis aguda y sugiere una urgencia médica que puede requerir intervención quirúrgica inmediata.

Exploración clínica:

  • Palpación: El abdomen se siente duro como una tabla, con imposibilidad de deprimir la pared abdominal.
  • Dolor: Intenso y difuso, que empeora con el movimiento o la tos.
  • Signos asociados:
    o Defensa abdominal (contractura muscular voluntaria).
    o Dolor de rebote (Blumberg) (dolor al retirar la mano bruscamente tras la palpación).
    o Ausencia de ruidos intestinales (íleo paralítico).

Causas comunes:

  • Perforación de víscera hueca (ej.: úlcera gástrica perforada, apendicitis perforada, diverticulitis perforada).
  • Isquemia intestinal (trombosis mesentérica).
  • Infecciones graves (ej.: peritonitis bacteriana secundaria).
  • Traumatismos abdominales con rotura de órganos.

5.3.8. El signo de Defensa abdominal

El signo de defensa abdominal es un hallazgo clínico importante en el dolor abdominal agudo, que indica irritación peritoneal. A diferencia del abdomen en tabla (rigidez involuntaria generalizada), la defensa abdominal es una contractura muscular voluntaria y localizada en respuesta al dolor.

  • Es la contracción activa y consciente de los músculos abdominales por parte del paciente para proteger una zona inflamada o irritada (ej.: apendicitis, colecistitis, peritonitis localizada).
  • Suele ser unilateral (ej.: en la fosa ilíaca derecha en apendicitis) o difusa si la inflamación es más extensa.

¿Cómo se explora?

  • Palpación suave del abdomen en distintos cuadrantes.
  • El paciente contrae activamente los músculos al sentir dolor (a diferencia de la rigidez, que persiste incluso si el paciente está distraído).
  • Puede acompañarse de otros signos como:
    o Dolor de rebote (Blumberg).
    o Dolor a la descompresión brusca.
    o Aumento del dolor con movimientos o tos.

Causas comunes

  • Apendicitis aguda (defensa en fosa ilíaca derecha).
  • Colecistitis aguda (defensa en hipocondrio derecho + signo de Murphy).
  • Diverticulitis (defensa en fosa ilíaca izquierda).
  • Peritonitis localizada (ej.: por úlcera péptica perforada).

5.4. La Sabiduría de los Signos en la Práctica Moderna

En esta era de imágenes avanzadas, estos signos físicos siguen siendo herramientas invaluables. Son rápidos, no requieren tecnología y, cuando se interpretan correctamente, tienen una sorprendente precisión.

El arte está en saber que:

  • Un signo aislado no hace el diagnóstico, pero varios signos concordantes construyen una historia coherente.
  • La técnica adecuada es esencial, demasiada fuerza puede crear falsos positivos, demasiada suavidad puede pasar por alto signos cruciales.
  • El contexto lo es todo: Un Murphy positivo en un paciente ictérico tiene un significado diferente al mismo signo en alguien con fiebre y leucocitosis.

Estos signos físicos son el legado de generaciones de médicos observadores que, sin scanners ni ecógrafos, aprendieron a leer el cuerpo humano con sus manos y su intuición. Hoy, combinando esta sabiduría ancestral con la tecnología moderna, podemos ofrecer a nuestros pacientes lo mejor de ambos mundos: la inmediatez del examen físico y la precisión de los estudios por imágenes.

Al final, cada uno de estos signos es un recordatorio de que el diagnóstico médico sigue siendo, en esencia, el arte de interpretar el lenguaje silencioso del cuerpo enfermo.

5.5. El Tacto Rectal

El tacto rectal y genital es uno de esos exámenes que, aunque pueda generar incomodidad tanto en el paciente como en el médico inexperto, sigue siendo una pieza clave en la evaluación del abdomen agudo. Su correcta realización puede marcar la diferencia entre un diagnóstico oportuno y una complicación evitable.El tacto rectal y genital es uno de esos exámenes que, aunque pueda generar incomodidad tanto en el paciente como en el médico inexperto, sigue siendo una pieza clave en la evaluación del abdomen agudo. Su correcta realización puede marcar la diferencia entre un diagnóstico oportuno y una complicación evitable.

Antes de comenzar, es fundamental explicar al paciente con calma y profesionalismo por qué este examen es necesario. Muchos asocian el tacto rectal solo con patologías prostáticas, pero en realidad es una ventana diagnóstica que revela mucho más:

  • Técnica adecuada:
    o Se utilizan guantes lubricados, idealmente con anestésico tópico para reducir molestias.
    o La introducción del dedo debe ser lenta y suave, esperando a que el esfínter anal se relaje por completo.
  • ¿Qué buscamos?
    o Tono del esfínter: Un esfínter flácido podría sugerir patología neurológica.
    o Temperatura local: Un aumento de calor puede indicar inflamación o infección.
    o Masa rectal o dolor: Neoplasias, abscesos o fisuras pueden ser causa de dolor abdominal bajo.
    o Fondo de saco de Douglas: Un abombamiento puede indicar líquido libre (sangre en hemoperitoneo, pus en absceso pélvico).
    o Sangre o melena: Sugiere hemorragia digestiva baja o isquemia mesentérica.
  • Truco clínico:
    o Mientras se realiza el tacto rectal, se repite la palpación abdominal en zonas dudosas. La distracción del paciente permite diferenciar entre defensa voluntaria (el dolor disminuye) y defensa verdadera (persiste a pesar de la distracción).

5.6. El Tacto Vaginal

En mujeres con dolor abdominal bajo, el tacto vaginal es tan importante como la ecografía. Debe realizarse con delicadeza y siempre después de cambiar los guantes.

  1. Evaluación del cuello uterino:
    o Consistencia: Un cuello blando sugiere embarazo.
    o Dolor a la movilización: Si duele al moverlo, puede indicar enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) o embarazo ectópico.
    o Apertura del orificio cervical: En casos de aborto incompleto, puede estar entreabierto.
  2. Palpación bimanual:
    o Una mano en el abdomen y los dedos de la otra en la vagina permiten explorar los anexos uterinos (trompas y ovarios).
    o Dolor anexial unilateral + masa palpable: Sospecha de torsión ovárica o embarazo ectópico roto.
    o Líquido en fondo de saco: Puede ser sangre (embarazo ectópico) o pus (absceso tubo-ovárico).
  3. Flujo vaginal:
    o Al retirar el guante, se observa su color y consistencia. Un flujo purulento sugiere infección, mientras que uno hemorrágico puede indicar aborto o cáncer.

5.7. ¿Por Qué Son Tan Importantes El Tacto Rectal y El Tacto Vaginal ?

  • Detectan lo que las imágenes no siempre ven:
    o Un absceso pélvico pequeño puede no verse en una ecografía inicial, pero se siente como una tumoración dolorosa en el tacto rectal.
    o Un embarazo ectópico en ruptura puede no mostrar saco gestacional en la ecografía, pero el dolor a la movilización cervical es clave.
  • Ahorran tiempo en urgencias:
    o En un paciente con dolor en FID y duda de apendicitis, un tacto rectal que revele dolor en fondo de saco derecho refuerza el diagnóstico.
    o En una mujer con dolor hipogástrico súbito, un tacto vaginal que detecte una masa anexial pulsátil orienta a torsión ovárica.

6. Exámenes Complementarios en el Dolor Abdominal Agudo

El dolor abdominal agudo es como un rompecabezas clínico, y los exámenes complementarios son esas piezas que nos ayudan a completar la imagen diagnóstica. Sin embargo, su interpretación no es simplemente cuestión de valores alterados, sino de entender qué nos dice cada resultado en el contexto de un paciente concreto.

  • El Hemograma: Cuando extraemos ese tubo de sangre, estamos leyendo las primeras páginas de una historia clínica escrita en glóbulos rojos y blancos.
    • La hemoglobina que cae no es solo un número bajo: es una señal de alarma que grita «sangrado interno», aunque a veces tarde en manifestarse. En esos primeros momentos de una hemorragia, el cuerpo es un avaro que se resiste a mostrar su pobreza real, manteniendo el hematocrito casi normal hasta que los líquidos intersticiales acudan en su ayuda.
    • Los leucocitos elevados nos hablan de batallas intestinas libradas bajo la superficie de la piel. Pero cuidado, porque en los muy jóvenes, los muy ancianos o los gravemente sépticos, la ausencia de leucocitosis puede ser más ominosa que su presencia. Y cuando el diferencial muestra esas formas inmaduras – las famosas «bandas». Es como si la médula ósea estuviera enviando reclutas sin entrenamiento a la guerra, señal de una infección que está demandando refuerzos urgentes.
  • La Química Sanguínea: Cada valor alterado es como un mensaje en clave de nuestros órganos internos.
    • La bilirrubina elevada pinta de amarillo la piel y nos habla de obstrucciones biliares, pero también puede ser el susurro de una sepsis que está afectando al hígado.
    • La fosfatasa alcalina es como ese amigo que siempre llega tarde a las fiestas: aparece elevada cuando la bilis ya lleva tiempo estancada, pero no nos dice exactamente dónde está el problema.
    • Los electrolitos alterados son el eco de vómitos persistentes o de ese «tercer espacio» donde los líquidos se esconden, como en una pancreatitis grave.
    • La glucosa que se dispara puede ser solo el grito de estrés de un cuerpo en crisis, pero en un diabético es como una bandera roja que avisa: «aquí hay una infección escondida».
  • Las Enzimas y Hormonas: La amilasa elevada suele ser la firma de la pancreatitis, pero también puede ser una falsa pista dejada por las glándulas salivales o el intestino.
    • La ß-HCG positiva cambia todo el panorama diagnóstico en una mujer con dolor abdominal. Esa pequeña molécula puede ser la diferencia entre un embarazo normal y un embarazo ectópico que amenaza la vida.
    • La proteína C reactiva es como el humo que nos avisa del fuego inflamatorio, aunque no nos diga exactamente dónde está ardiendo.
  • El Uroanálisis: Esa muestra amarilla es un tesoro de información:
    • Los leucocitos pueden delatar una infección urinaria, pero también pueden ser espías que nos avisan de una apendicitis rozando el uréter.
    • Los nitritos positivos son como la huella digital de ciertas bacterias, mientras que la hematuria es esa mancha roja que puede significar desde una piedra en el riñón hasta un tumor que crece silenciosamente.

7. Imágenes Diagnósticas en el Abdomen Agudo

En el intrincado mundo del diagnóstico del dolor abdominal agudo, las imágenes médicas son como faros que iluminan lo que las manos y los ojos no pueden alcanzar. Cada técnica – desde la humilde radiografía hasta el sofisticado TAC – tiene su propio lenguaje, sus secretos y sus limitaciones.

  • La Radiografía de Tórax:
    • Podría parecer contradictorio buscar en el tórax la causa de un dolor abdominal, pero la sabiduría clínica nos enseña que los pulmones y el diafragma son vecinos cercanos de nuestras vísceras. Un derrame pleural o una neumonía basal pueden simular patologías abdominales con sorprendente fidelidad.
    • El verdadero tesoro de esta placa, sin embargo, está en ese delgado arco de aire bajo el diafragma (el neumoperitoneo) que grita «perforación» sin necesidad de palabras. Curiosamente, cuando no lo vemos, no podemos descartarla: hay vísceras que perforan en silencio, sin dejar esta firma aérea. Los cirujanos más veteranos conocen el truco de insuflar aire por sonda nasogástrica para hacer visible lo invisible en casos dudosos.
  • La Radiografía Simple de Abdomen: En la era de la tomografía computarizada, esta vieja técnica sigue teniendo sus virtudes. Es como leer un mapa antiguo donde el aire y las sombras trazan geografías de enfermedad:
    • Los niveles hidroaéreos escalonados son el sello de la obstrucción intestinal, contándonos con precisión matemática dónde está el bloqueo.
    • El vólvulus de sigmoides se delata con esa asa gigante que ocupa medio abdomen, como un neumático desinflado.
    • El «grano de café» del vólvulus cecal es una imagen que, una vez vista, nunca se olvida.
    • Las calcificaciones son pistas escondidas en esta placa: cálculos biliares, fecalitos apendiculares, o ese aneurisma aórtico que se anuncia con depósitos de calcio en sus paredes. El verdadero arte está en no pasar por alto estos detalles, que pueden ser la diferencia entre una intervención oportuna y una catástrofe.
  • La Ecografía: Con su transductor como varita mágica, el ecografista ve a través de la piel lo que nuestros dedos solo pueden palpar. En manos expertas, es una herramienta poderosa:
    • La vesícula biliar revela sus cálculos como estrellas en un cielo ecogénico, pero solo cuando cumplen los tres mandamientos: ser ecogénicos, moverse con la gravedad y proyectar su sombra acústica.
    • El apéndice inflamado se muestra como un tubo rígido e incompresible, aunque el gas intestinal a veces juega al escondite con el operador.
    • En la mujer con dolor pélvico, la sonda vaginal puede descubrir embarazos ectópicos o abscesos tubo-ováricos que de otra forma requerirían cirugía exploratoria.
    • Pero la ecografía tiene sus limitaciones – el gas intestinal es su némesis, ocultando el páncreas en un velo de ecos confusos. Y como todo arte subjetivo, depende de la mano y el ojo de quien la maneja.
  • La Tomografía Computarizada: El TAC es el gran revelador de secretos abdominales. Con su contraste oral e intravenoso, diseca capa por capa la anatomía enferma:
    • La diverticulitis muestra su firma característica: engrosamiento de pared, grasa inflamada y esos pequeños divertículos que se rebelaron.
    • Los abscesos escondidos en recovecos peritoneales no pueden escapar de sus cortes milimétricos.
    • El páncreas inflamado pierde sus bordes nítidos, como un fantasma en la grasa retroperitoneal.
    • Pero incluso este gigante diagnóstico tiene sus reglas: no es un sustituto de la clínica, sino su complemento. Un TAC sin una buena historia clínica es como un mapa sin brújula.
  • Otras Miradas Especializadas
    • El ECG en el dolor epigástrico es un acto de humildad: recordarnos que un infarto puede disfrazarse de indigestión.
    • La laparoscopia ha convertido lo que antes era una gran incisión exploratoria en una mínima invasión con visión directa, especialmente valiosa en mujeres jóvenes con diagnósticos dudosos.
    • La Resonancia Magnética Nuclear podría se una alternativa para mejorar las imágenes aunque mas costosa.

En el abdomen agudo, las imágenes son nuestros ojos extendidos, pero requieren interpretación experta. Un hallazgo radiológico nunca es el diagnóstico, sino una pieza del rompecabezas que debe

8. Dolor Abdominal Agudo: Algoritmo para un Manejo Certero

El dolor abdominal agudo es uno de los desafíos diagnósticos más frecuentes en medicina, tanto en urgencias como en la práctica clínica diaria. Su correcta evaluación requiere una metodología rigurosa, desde la anamnesis hasta los estudios complementarios, para diferenciar entre patologías banales y emergencias quirúrgicas potencialmente mortales.

El Algoritmo para un Manejo Certero y sus claves fundamentales para abordar el Dolor Abdominal Agudo, optimizando el diagnóstico y el manejo temprano son:

  • La Anamnesis: El Primer Paso para un Diagnóstico Preciso: El interrogatorio no debe subestimarse. Detalles como el inicio, la localización, la irradiación y los síntomas asociados (vómitos, fiebre, cambios en el ritmo intestinal) pueden orientar hacia la causa:
    • Dolor cólico intermitente → Obstrucción intestinal, litiasis.
    • Dolor continuo y progresivo → Inflamación (apendicitis, diverticulitis).
    • Dolor súbito en «puñalada» → Perforación de víscera (úlcera, divertículo).
    • Relación con alimentos o respiración → Colecistitis (grasas), pancreatitis (alcohol), pleuritis (inspiración).
    • Si buscas «tipos de dolor abdominal y sus causas», recuerda que la cronología y características son clave para el diagnóstico diferencial.
  • El Examen Físico: Interpretando los Signos Corporales: Una evaluación sistemática del abdomen incluye:
    • Inspección (distensión, cicatrices, signos de Cullen/Grey Turner).
    • Auscultación (ruidos hiperactivos en obstrucción, silencio en peritonitis).
    • Percusión (timpanismo en íleo, matidez en ascitis).
    • Palpación (defensa involuntaria, rebote, signos específicos como Murphy o Rovsing).
    • No olvidar el tacto rectal/vaginal, especialmente en dolor hipogástrico (embarazo ectópico, absceso pélvico).
    • Palabras como «signos de peritonitis en abdomen agudo» o «cómo detectar apendicitis al examen físico» son frecuentes en búsquedas médicas.
  • Laboratorio: Marcadores que Orientan (pero no Definen)
    • Leucocitosis con desviación a izquierda → Infección/inflamación.
    • Amilasa/lipasa elevadas → Pancreatitis (aunque no siempre).
    • Hemoglobina baja → Sangrado agudo/crónico (úlcera, aneurisma roto).
    • ß-HCG positiva → Embarazo ectópico en mujer en edad fértil.
    • La proteína C reactiva (PCR) tiene alto valor predictivo negativo en apendicitis si es normal tras 12 horas de dolor.
  • Estudios de Imagen: ¿Cuándo y Cuál Solicitar?: En el abordaje del abdomen agudo, la elección del estudio de imagen adecuado depende de la sospecha clínica. A continuación, se detallan las principales indicaciones y hallazgos de cada técnica:
    • Radiografía abdominal: Es útil para detectar neumoperitoneo (aire libre subdiafragmático, sugerente de perforación) o obstrucción intestinal (niveles hidroaéreos dilatados). Sin embargo, su sensibilidad es limitada en otras patologías.
    • Ecografía: Es la técnica de primera línea en casos de colecistitis (donde evidencia cálculos vesiculares o engrosamiento de la pared), embarazo ectópico o apendicitis en niños (por su menor exposición a radiación). Además, puede identificar líquido libre en cavidad, relevante en traumatismos o roturas de vísceras.
    • TAC abdominal: Es el gold estándar para diagnósticos complejos como apendicitis (especialmente en adultos), diverticulitis complicada (abscesos, perforación) o isquemia mesentérica (trombosis, neumatosis intestinal). Su alta resolución permite visualizar detalles como aneurismas o colecciones profundas.
  • Diagnóstico Inicial
    • ¿Inicio súbito? → Evaluar signos de shock (ruptura aneurisma, ectópico).
    • ¿Fiebre + leucocitosis? → Infección/inflamación (apendicitis, diverticulitis).
    • ¿Distensión + vómitos? → Obstrucción intestinal (TAC abdomen).
    • ¿Dolor en HD + ictericia? → Patología biliar (ecografía).
  • Diagnósticos Diferenciales Críticos: Algunas condiciones no deben pasarse por alto:
    • Apendicitis aguda (dolor migratorio + fiebre + leucocitosis).
    • Aneurisma aórtico roto (dolor lumbar + hipotensión + masa pulsátil).
    • Isquemia mesentérica (dolor desproporcionado al examen en paciente con FA o aterosclerosis).
    • Embarazo ectópico roto (mujer con amenorrea + dolor hipogástrico + sangrado vaginal).
    • «Paciente con dolor epigástrico irradiado a espalda: ¿pancreatitis o infarto?»
  • Manejo Inicial y Criterios de Derivación Quirúrgica
    • Estabilizar primero: Reanimación con fluidos, analgesia (¡sí, el dolor debe tratarse!), antibióticos empíricos si hay sepsis.
    • Derivar a cirugía si:
      o Peritonitis generalizada.
      o Isquemia/obstrucción intestinal.
      o Hallazgos de inestabilidad hemodinámica.
  • Siempre recordar que en el dolor abdominal agudo exige un abordaje estructurado, pues un enfoque metódico en la atención del paciente salva vidas.
    • Historia clínica detallada (¿es quirúrgico o médico?).
    • Examen físico completo (incluyendo tacto rectal/genital).
    • Pruebas complementarias dirigidas (no pedir todo «por si acaso»).
    • Tomar decisiones con base en la evidencia, sin subestimar signos de alarma.

Referencias

  1. Papadakis MA, McPhee SJ, Rabow MW. Diagnóstico Clínico y Tratamiento. 15ª ed. México: McGraw-Hill; 2020.
  2. Rozman C, Cardellach F. Medicina Interna. 19ª ed. Barcelona: Elsevier; 2020.
  3. Loscalzo J, Fauci A, Kasper D, Hauser S, Longo D, Jameson JL. Harrison’s Principios de Medicina Interna. 21ª ed. México: McGraw-Hill; 2022.
  4. Goldman L, Schafer AI. Cecil y Goldman. Tratado de Medicina Interna. 26ª ed. Barcelona: Elsevier; 2020.
  5. Gómez Ayala AE. Guía de Atención Rápida en Clínicas Médicas. 1ª ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana; 2015.
  6. Schwartz MW, Bell LM, Bingham PM, Chung EK, Friedman DF, Palusci VJ. Schwartz. Manual de Pediatría Clínica. 6ª ed. Barcelona: Elsevier; 2016.
  7. Benito Fernández J, Mintegi Raso S. Urgencias y Tratamiento del Niño Grave: Casos Prácticos. 1ª ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana; 2015.

Autor

John Jarbis Garcia Tamayo

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