Farmacología del Estatus Epiléptico: Deteniendo la Tormenta Eléctrica
Imaginen el cerebro como una ciudad inmensa y compleja, con millones de señales eléctricas que viajan por sus calles de forma ordenada. Una convulsión es una tormenta eléctrica caótica y descontrolada que azota esa ciudad. La mayoría de estas tormentas son breves y autolimitadas. Pero cuando la tormenta no cesa, cuando el cerebro queda atrapado en este cortocircuito de hiperactividad neuronal, nos enfrentamos a una de las emergencias neurológicas más graves: el Estatus Epiléptico.
Nuestra misión en APH es doble: primero, actuar como un equipo de protección civil, protegiendo al ciudadano (el paciente) de los daños que la tormenta pueda causar. Y segundo, actuar como un equipo de élite que interviene para detener la tormenta con las herramientas farmacológicas adecuadas.
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