Valoración Del Paciente Con Escroto Agudo: Guía Resumida

Valoración Del Paciente Con Escroto Agudo: Guía Resumida

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El escroto agudo es una urgencia urológica que se caracteriza por la aparición de un dolor intenso, de inicio súbito, en el área del escroto. Este cuadro clínico no solo causa incomodidad significativa, sino que también puede estar asociado a condiciones subyacentes que comprometen la viabilidad del testículo si no se actúa de manera rápida y efectiva. La principal preocupación en estos casos es que algunas etiologías, como la torsión testicular, pueden interrumpir el flujo sanguíneo hacia el testículo, lo que podría llevar a la isquemia y la necrosis testicular en cuestión de horas si no se realiza una intervención oportuna. La torsión testicular, en particular, es una emergencia quirúrgica, ya que se estima que el riesgo de pérdida del testículo aumenta drásticamente si no se restablece el flujo sanguíneo en las primeras 6 a 12 horas desde el inicio del dolor.

Sin embargo, el escroto agudo no siempre es sinónimo de torsión testicular. Otras causas comunes incluyen la epididimitis, que es una inflamación del epidídimo generalmente de origen infeccioso, o traumatismos en la región escrotal. En algunos casos, condiciones como hernias inguinales complicadas, hidroceles o incluso tumores testiculares pueden presentar síntomas similares. Por lo tanto, la evaluación médica inmediata no solo tiene como objetivo aliviar el dolor del paciente, sino también identificar de manera certera la causa subyacente, ya que algunas de ellas requieren intervenciones específicas y urgentes para evitar complicaciones mayores.

1. Definición De Escroto Agudo

El término escroto agudo se refiere a una condición clínica caracterizada por la aparición súbita de dolor en el escroto, generalmente acompañada de hinchazón, enrojecimiento o sensibilidad aumentada en la región. Este síndrome no es una enfermedad en sí misma, sino una manifestación de varias afecciones subyacentes que afectan a los órganos contenidos en el escroto, principalmente los testículos y el epidídimo. Dado que el dolor y la inflamación son síntomas comunes a varias patologías, el diagnóstico diferencial es esencial para identificar correctamente la causa exacta y garantizar un tratamiento oportuno

2. Epidemiologia

  • Torsión testicular: Es la causa más temida, representando entre el 20% y el 40% de los casos de escroto agudo en algunas series clínicas. Afecta principalmente a adolescentes, con un pico de incidencia entre los 12 y 18 años.
  • Epididimitis: Esta es una causa frecuente de dolor escrotal en hombres jóvenes sexualmente activos y en hombres mayores. En jóvenes, suele estar relacionada con infecciones de transmisión sexual, mientras que, en adultos mayores, se asocia más comúnmente con infecciones del tracto urinario. La epididimitis representa entre el 50% y el 70% de los casos de escroto agudo en adultos.
  • Traumatismo testicular: Es una causa menos común, pero de importancia clínica. Los traumatismos escrotales pueden ser responsables de entre el 5% y el 10% de los casos de escroto agudo.
  • Hidrocele y hernia inguinal estrangulada: Estas condiciones, aunque menos frecuentes, también pueden presentar dolor escrotal agudo, especialmente cuando hay compromiso vascular o inflamatorio.

3. Causas Del Escroto Agudo

Entre las causas más frecuentes del escroto agudo se encuentran:

  • Torsión testicular: Es la causa más grave del escroto agudo y una verdadera emergencia quirúrgica. Ocurre cuando el testículo gira sobre su propio eje (cordón espermático), lo que compromete el flujo sanguíneo hacia el testículo. Sin un suministro adecuado de sangre, los tejidos del testículo comienzan a sufrir daños por isquemia, lo que puede llevar a necrosis irreversible si no se actúa rápidamente. Los síntomas típicos incluyen dolor severo, repentino e incapacitante en el testículo afectado, acompañado de náuseas y, en ocasiones, vómitos. El testículo suele estar elevado y puede estar horizontalizado o rotado. La ventana de tiempo para salvar el testículo es crítica, siendo las primeras 6 horas desde el inicio del dolor el período más crucial. Si no se realiza una intervención quirúrgica dentro de este tiempo, las probabilidades de conservar el testículo se reducen significativamente.
  • Epididimitis: La epididimitis es una inflamación del epidídimo, el tubo largo y enrollado en la parte posterior del testículo que almacena y transporta el esperma. La causa más común es una infección, a menudo de origen bacteriano. En hombres jóvenes, las infecciones de transmisión sexual (ITS), como la clamidia y la gonorrea, son responsables de muchos casos de epididimitis, mientras que, en hombres mayores, las infecciones del tracto urinario son la causa más común. Los pacientes con epididimitis suelen presentar dolor testicular de aparición gradual, que a menudo se localiza en la parte posterior del testículo. También puede haber enrojecimiento, hinchazón del escroto, y fiebre. A diferencia de la torsión testicular, el dolor de la epididimitis tiende a aliviarse al elevar el testículo afectado (signo de Prehn positivo). El tratamiento suele ser con antibióticos y antiinflamatorios, pero un diagnóstico preciso es esencial para descartar otras causas más graves de escroto agudo.
  • Traumatismos testiculares: Los golpes o lesiones en el escroto, como aquellos causados por deportes de contacto o accidentes, pueden provocar un cuadro de escroto agudo. Dependiendo de la intensidad del trauma, pueden producirse hematomas, roturas del testículo o incluso daños en los vasos sanguíneos. Los pacientes con traumatismos testiculares suelen experimentar dolor agudo inmediato en el sitio de la lesión, junto con hinchazón y, en algunos casos, la formación de un hematoma visible. Si la lesión es severa, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para reparar el daño. En casos más leves, el tratamiento conservador con analgésicos, antiinflamatorios y reposo es suficiente.
  • Hidrocele o hernia inguinal estrangulada: Un hidrocele es la acumulación de líquido en el espacio que rodea al testículo, lo que puede causar hinchazón en el escroto. Aunque el hidrocele suele ser indoloro y benigno, en algunos casos puede causar malestar o agravar otras afecciones. Por otro lado, una hernia inguinal ocurre cuando una parte del intestino protruye a través de un punto débil en la pared abdominal hacia el canal inguinal. Si una hernia se estrangula (cuando se corta el suministro de sangre a la parte del intestino atrapada), puede generar un dolor súbito e intenso en el escroto, junto con náuseas y vómitos. Al igual que la torsión testicular, una hernia inguinal estrangulada es una emergencia quirúrgica y requiere intervención inmediata para evitar complicaciones graves, como la gangrena intestinal.

4. Evaluación inicial

La evaluación inicial de un paciente con escroto agudo es un proceso fundamental que debe llevarse a cabo de manera rápida y eficiente, dado que el tiempo es un factor crítico en muchos casos, especialmente cuando se sospecha una torsión testicular, donde la intervención oportuna puede marcar la diferencia entre salvar o perder el testículo. La evaluación no solo busca identificar la causa del dolor, sino también descartar situaciones que requieran intervenciones de emergencia. Un abordaje sistemático, basado en una historia clínica minuciosa y un examen físico detallado, es esencial para garantizar una atención óptima.

4.1. Historia clínica detallada

El primer y más importante paso en la valoración de un paciente con escroto agudo es obtener una historia clínica completa y bien estructurada. Es esencial preguntar sobre el inicio del dolor, ya que un inicio súbito y severo sugiere con mayor probabilidad una torsión testicular, mientras que un dolor que se desarrolla gradualmente podría estar más asociado a infecciones, como la epididimitis. Igualmente, relevante es la duración del dolor; la identificación temprana de síntomas es crucial, especialmente en la torsión testicular, donde el pronóstico mejora si la intervención se realiza dentro de las primeras 6 horas. Se debe preguntar si el dolor es constante o intermitente, ya que esto puede ofrecer pistas diagnósticas. La intensidad del dolor, que puede variar desde un dolor leve hasta uno extremadamente agudo, también es un indicador clave de la gravedad de la afección.

Además, es importante identificar si el paciente ha experimentado síntomas asociados como náuseas, vómitos o fiebre, ya que la presencia de estos puede orientar el diagnóstico. Por ejemplo, los vómitos son comunes en la torsión testicular, mientras que la fiebre puede estar más relacionada con infecciones como la epididimitis o incluso un absceso testicular. Asimismo, los pacientes deben ser cuestionados acerca de la presencia de síntomas urinarios, como disuria (dolor al orinar), hematuria (sangre en la orina) o secreciones uretrales, que podrían sugerir infecciones del tracto urinario o enfermedades de transmisión sexual.

4.2. Antecedentes médicos y personales

Es esencial investigar si el paciente ha tenido antecedentes de traumatismos recientes en el área genital, ya que un golpe directo puede provocar hematomas o incluso roturas del testículo. Las actividades físicas recientes, como deportes de contacto, también deben ser consideradas como posibles factores precipitantes.

Otro aspecto clave en la historia clínica es la revisión de cualquier antecedente de infecciones urinarias previas o recurrentes, ya que estas pueden predisponer a condiciones como la epididimitis. Las infecciones del tracto urinario, especialmente en pacientes jóvenes sexualmente activos, a menudo están asociadas con enfermedades de transmisión sexual, como la clamidia o la gonorrea, que son causas comunes de epididimitis. Por tanto, es fundamental preguntar sobre la actividad sexual del paciente, incluyendo el uso de protección y el historial de parejas sexuales recientes, para evaluar el riesgo de enfermedades de transmisión sexual que podrían estar relacionadas con el cuadro actual.

En pacientes pediátricos o adolescentes, también se debe indagar acerca de antecedentes familiares de torsión testicular, ya que la predisposición a esta condición puede ser hereditaria en algunos casos. Un historial familiar de torsión testicular aumenta la sospecha clínica y puede acelerar la toma de decisiones.

4.3. Factores de riesgo asociados

Se deben explorar otros factores de riesgo que puedan predisponer al paciente a ciertas patologías que causen escroto agudo. Por ejemplo, pacientes con hernias inguinales previas o hidroceles no tratados podrían estar en mayor riesgo de desarrollar complicaciones, como hernias inguinales estranguladas, que pueden simular un escroto agudo. Asimismo, los pacientes que han sido sometidos a cirugías previas en la región genital o inguinal también podrían presentar complicaciones posquirúrgicas que requieren una valoración más exhaustiva.

En algunos casos, los antecedentes de cáncer testicular o tumores en la región escrotal pueden ser relevantes. Aunque es menos común que un tumor testicular cause dolor agudo, ciertas complicaciones asociadas, como la torsión de un apéndice testicular o la presencia de un tumor necrosado, pueden presentar un cuadro de escroto agudo doloroso.

4.4. Uso de medicamentos y hábitos

La medicación actual del paciente también debe ser revisada. Algunos medicamentos, como los inmunosupresores o esteroides, pueden predisponer a infecciones o dificultar la respuesta inmunitaria frente a una infección en desarrollo. Asimismo, es útil preguntar sobre hábitos de vida como el tabaquismo, que puede predisponer a infecciones crónicas o incluso afectar la cicatrización en caso de una intervención quirúrgica.

En resumen, una historia clínica detallada no solo ayuda a guiar el diagnóstico, sino que también permite identificar posibles complicaciones y factores predisponentes que podrían influir en el manejo del paciente con escroto agudo. Esta fase inicial de la evaluación es crítica para descartar patologías graves y establecer un plan de acción rápido y efectivo.

4.5. Exploración física

La exploración física de un paciente con escroto agudo es una parte crucial del proceso diagnóstico, ya que proporciona información clave que, junto con la historia clínica, orienta hacia el diagnóstico adecuado y la urgencia del tratamiento. Esta evaluación debe ser meticulosa y sistemática, ya que el diagnóstico diferencial entre torsión testicular, epididimitis y otras causas de dolor escrotal puede basarse en detalles sutiles observados durante el examen físico. Es importante realizar una exploración cuidadosa para no provocar un aumento innecesario del dolor, pero a la vez garantizar que se exploren todos los aspectos relevantes de la anatomía escrotal y sus estructuras.

4.5.1. Inspección general del escroto

El examen comienza con una inspección visual del escroto. Se evalúa la simetría, observando si hay diferencias evidentes en el tamaño o la posición de los testículos. En muchos casos de torsión testicular, uno de los testículos se encuentra elevado y puede estar desplazado hacia arriba o hacia un lado, en comparación con el testículo contralateral. La horizontalización del testículo afectado también es un signo característico de torsión testicular, en el que el testículo parece estar rotado o girado lateralmente en su posición. Este hallazgo, aunque no siempre presente, es un fuerte indicativo de torsión y debe ser considerado como un signo de alarma.

Además, se debe observar cualquier signo de inflamación o enrojecimiento de la piel del escroto, lo que puede sugerir una causa infecciosa, como la epididimitis o la orquitis (inflamación del testículo). Un escroto visiblemente hinchado o eritematoso (enrojecido) puede ser indicativo de un proceso inflamatorio agudo o de un trauma reciente. La presencia de hematomas o equimosis (moretones) sugiere un posible traumatismo testicular, que podría haber causado una hemorragia interna o la rotura del testículo.

También es importante verificar la morfología del escroto en busca de masas o abultamientos, que podrían ser signos de una hernia inguinal o hidrocele. Las hernias inguinales estranguladas, en particular, pueden manifestarse con dolor escrotal agudo y pueden verse como un bulto que protruye hacia el escroto desde la ingle.

4.5.2. Palpación del escroto

Tras la inspección, se procede a la palpación cuidadosa del escroto y sus estructuras internas. El objetivo es evaluar la sensibilidad y el dolor localizados. Un examen correcto debe comparar ambos testículos para determinar diferencias en tamaño, posición y sensibilidad.

  • Testículos: La torsión testicular generalmente provoca un dolor intenso al palpar el testículo afectado. Además del dolor, el testículo puede sentirse duro al tacto y estar firmemente fijado en una posición elevada en el escroto. Es crucial evaluar si el dolor se agrava o disminuye cuando el testículo es elevado manualmente; en casos de torsión testicular, este movimiento no alivia el dolor, a diferencia de la epididimitis, donde elevar el testículo a menudo produce una cierta mejora en el malestar (conocido como el signo de Prehn positivo). Asimismo, en la torsión testicular, el reflejo cremastérico (contracción del músculo cremáster que eleva el testículo cuando se roza el muslo) suele estar ausente en el lado afectado, lo cual es un hallazgo importante.
  • Epidídimo: En casos de epididimitis, el dolor suele localizarse en la parte posterior del testículo, donde se encuentra el epidídimo. Durante la palpación, el epidídimo puede sentirse engrosado y sensible, y el paciente reportará un dolor más circunscrito en esa área específica. Además, puede haber signos de infección generalizada, como fiebre, sensibilidad en los ganglios linfáticos inguinales o secreción uretral. Es importante diferenciar la inflamación del epidídimo de otras causas, ya que el tratamiento es fundamentalmente distinto al de la torsión testicular.
  • Cuerpos extraños o masas: Durante la palpación, se deben buscar masas o protuberancias que puedan sugerir la presencia de un hidrocele, varicocele o incluso un tumor testicular. Un hidrocele puede presentarse como una hinchazón no dolorosa alrededor del testículo, mientras que un varicocele suele describirse como una sensación de «bolsa de gusanos» al palpar los vasos sanguíneos dilatados en la parte superior del escroto. Si bien estas condiciones no suelen causar dolor agudo, pueden confundirse con otras patologías más graves en una presentación aguda.
  • Hernia inguinal: Durante la palpación, se puede detectar una hernia inguinal cuando una porción del intestino ha descendido hacia el escroto a través del canal inguinal. Si la hernia está estrangulada, el paciente experimentará un dolor intenso, y el área inguinal puede estar hinchada y sensible. En estos casos, la palpación puede revelar una masa firme en el escroto que no se puede reducir (empujar de regreso a su posición normal), lo que indica una urgencia quirúrgica.

4.5.3. Exploración de reflejos y síntomas asociados

Además de la inspección y palpación, se debe evaluar la respuesta de reflejos importantes, como el reflejo cremastérico, que se menciona anteriormente, y que es un signo distintivo en el diagnóstico de la torsión testicular. Este reflejo se evalúa al frotar suavemente el muslo del paciente; si el testículo en el lado afectado no se eleva, la ausencia del reflejo es sugestiva de torsión.

Asimismo, es importante buscar signos sistémicos asociados, como fiebre, escalofríos o malestar general, que pueden sugerir una infección grave o absceso testicular. La presencia de secreciones uretrales también debe ser evaluada, ya que puede estar relacionada con infecciones de transmisión sexual que complican la epididimitis.

En resumen, la exploración física del paciente con escroto agudo es una herramienta indispensable para diferenciar entre las múltiples causas que pueden originar esta condición, permitiendo una intervención temprana en casos de torsión testicular y un tratamiento adecuado en casos infecciosos o traumáticos. Un examen físico exhaustivo, junto con la historia clínica, facilita la toma de decisiones rápidas y precisas para evitar complicaciones a largo plazo.

5. Pruebas diagnósticas

El diagnóstico del escroto agudo requiere la utilización de algunas pruebas que complementen la historia clínica y la exploración física, especialmente en casos en los que el diagnóstico no es evidente de inmediato o cuando se necesita una confirmación para tomar decisiones rápidas, como en la torsión testicular. Las pruebas diagnósticas permiten evaluar de manera objetiva el estado de las estructuras involucradas y distinguir entre diversas patologías con presentaciones clínicas similares. A continuación, se detallan las pruebas más utilizadas en la práctica clínica:

5.1. Ecografía Doppler testicular

La ecografía Doppler testicular es considerada la prueba de imagen de elección en la evaluación del escroto agudo. Es una técnica no invasiva, rápida y altamente efectiva para confirmar o descartar la torsión testicular, una de las principales urgencias urológicas. Esta herramienta permite no solo visualizar la anatomía de los testículos y del escroto en general, sino también evaluar el flujo sanguíneo en tiempo real a través de la técnica Doppler.

En casos de torsión testicular, el Doppler testicular mostrará una ausencia o reducción significativa del flujo sanguíneo en el testículo afectado, lo cual es indicativo de la interrupción del suministro de sangre debido a la torsión del cordón espermático. Esta ausencia de flujo es un signo crucial que confirma el diagnóstico, lo que permite al equipo médico proceder de inmediato con el tratamiento quirúrgico. La velocidad con la que se realiza esta prueba es esencial, ya que el pronóstico del testículo depende de la pronta restauración del flujo sanguíneo, idealmente en las primeras 6 horas desde el inicio de los síntomas.

En contraste, en casos de epididimitis, la ecografía Doppler mostrará un aumento del flujo sanguíneo hacia el epidídimo y el testículo debido a la inflamación de la zona, lo que permite diferenciar esta condición de la torsión testicular. Este aumento del flujo, conocido como hipervascularización, es un hallazgo típico en procesos inflamatorios o infecciosos.

La ecografía Doppler también puede ser útil en la evaluación de otras patologías, como el traumatismo testicular, donde es posible visualizar la presencia de hematomas o incluso una rotura testicular. En estos casos, la ecografía puede identificar áreas de sangrado interno o acumulación de líquido dentro del escroto, lo que orienta hacia la necesidad de intervención quirúrgica

En situaciones menos urgentes, como el hidrocele o el varicocele, la ecografía Doppler también permite visualizar la acumulación de líquido alrededor del testículo o la dilatación de las venas espermáticas, proporcionando un diagnóstico claro de estas condiciones.

5.2. Análisis de orina y cultivo

El análisis de orina es una herramienta diagnóstica sencilla pero muy útil en la evaluación de pacientes con escroto agudo, especialmente cuando se sospecha una infección subyacente, como la epididimitis o la orquiepididimitis (inflamación del testículo y epidídimo). Este análisis permite detectar signos de infección urinaria, como la presencia de leucocitos (glóbulos blancos), bacterias o nitritos en la orina, que son indicativos de una infección bacteriana.

En pacientes con epididimitis, el análisis de orina frecuentemente revela piuria (pus en la orina) y bacteriuria (bacterias en la orina). Estos hallazgos sugieren una infección que puede haber comenzado en el tracto urinario inferior y ascendido al epidídimo. En estos casos, se suele realizar un cultivo de orina para identificar el tipo específico de bacteria responsable de la infección, lo que es crucial para guiar el tratamiento con el antibiótico adecuado. En pacientes jóvenes sexualmente activos, también se debe considerar la posibilidad de infecciones de transmisión sexual, como la clamidia o la gonorrea, y solicitar cultivos específicos para estas bacterias.

El análisis de orina no solo ayuda a identificar infecciones, sino que también puede detectar la presencia de hematuria (sangre en la orina), lo que podría sugerir la existencia de un traumatismo testicular o, en algunos casos, una hernia inguinal estrangulada que está afectando las estructuras del tracto urinario. La detección de sangre en la orina en un paciente con trauma testicular debe alertar al médico sobre posibles lesiones más graves que podrían requerir intervención quirúrgica.

5.3. Hemograma y marcadores inflamatorios

El hemograma completo es una prueba de laboratorio básica pero útil para evaluar el estado general del paciente y detectar signos de infección o inflamación sistémica. En pacientes con epididimitis o infecciones graves como un absceso escrotal, el hemograma puede mostrar un aumento de los leucocitos (leucocitosis), lo que indica la presencia de una respuesta inflamatoria significativa en el cuerpo. Este hallazgo es particularmente importante en pacientes que presentan fiebre o malestar general, ya que puede sugerir una infección más extensa o complicada que requiere un manejo más agresivo, incluyendo antibióticos intravenosos.

Además del hemograma, los marcadores inflamatorios, como la proteína C reactiva (PCR) y la velocidad de sedimentación globular (VSG), también pueden estar elevados en casos de infecciones agudas o inflamación grave. Estos marcadores no son específicos para un diagnóstico en particular, pero proporcionan una idea del grado de inflamación que está experimentando el cuerpo y ayudan a monitorear la respuesta al tratamiento. En el contexto del escroto agudo, un aumento significativo de estos marcadores puede sugerir una infección bacteriana severa o una inflamación extensa en el área escrotal.

En casos de trauma testicular, aunque los marcadores inflamatorios no son específicos, su elevación puede correlacionarse con el grado de daño tisular. Si bien no suelen ser pruebas diagnósticas definitivas en el trauma, proporcionan información valiosa sobre el estado sistémico del paciente, lo que es útil en el manejo integral de la lesión.

5.4. Otras pruebas complementarias

Dependiendo de los hallazgos clínicos, puede ser necesario realizar otras pruebas complementarias. En pacientes con antecedentes de traumatismo testicular, una resonancia magnética (RM) podría ser indicada en casos más complejos, ya que esta técnica proporciona una mayor resolución de las estructuras internas del testículo y es útil para evaluar daños en los tejidos blandos. Sin embargo, debido a la disponibilidad inmediata y el costo, la ecografía Doppler sigue siendo la prueba preferida en la mayoría de los casos.

En casos raros, en los que se sospeche una patología neoplásica o tumoral, la tomografía computarizada (TC) puede ser útil para evaluar la extensión de la enfermedad y planificar el tratamiento quirúrgico o radioterapéutico. Estas pruebas avanzadas, aunque no son de rutina en la valoración del escroto agudo, pueden ser útiles en escenarios específicos donde el diagnóstico sigue siendo incierto o se requiere una evaluación más detallada.

6. Manejo y tratamiento del escroto agudo

El manejo y tratamiento del escroto agudo dependerá directamente de la causa subyacente y de la gravedad del cuadro clínico, ya que algunas etiologías, como la torsión testicular, requieren una intervención inmediata para evitar consecuencias irreversibles, mientras que otras, como la epididimitis, pueden ser tratadas de manera más conservadora. A continuación, se detalla el enfoque terapéutico para las principales causas del escroto agudo:

6.1. Torsión testicular: Urgencia quirúrgica

La torsión testicular es una verdadera emergencia quirúrgica y representa una de las principales causas de escroto agudo que requiere una intervención inmediata. Esta condición ocurre cuando el testículo gira sobre sí mismo, torciendo el cordón espermático y comprometiendo el flujo sanguíneo hacia el testículo. El retraso en el diagnóstico y tratamiento puede llevar a la necrosis testicular y, en última instancia, a la pérdida del testículo, con consecuencias potenciales para la fertilidad y la función endocrina del paciente.

Una vez que se confirma el diagnóstico de torsión testicular, generalmente mediante ecografía Doppler, el paciente debe ser llevado a cirugía de urgencia sin demora. La cirugía consiste en una destorsión del testículo afectado, lo que implica desenroscar el testículo para restablecer el flujo sanguíneo. Si el testículo aún muestra signos de viabilidad (es decir, si no ha sufrido necrosis), se procede a la orquidopexia, que consiste en fijar el testículo al interior del escroto para evitar que se vuelva a torcer en el futuro. Esta fijación también suele realizarse en el testículo contralateral de manera preventiva, ya que se ha observado que los pacientes con torsión testicular en un lado tienen un riesgo aumentado de experimentar torsión en el otro testículo.

El tiempo es un factor crucial en el tratamiento de la torsión testicular. El pronóstico del testículo depende de la rapidez con la que se restablezca el flujo sanguíneo. Se estima que el tratamiento dentro de las primeras 6 horas desde el inicio del dolor ofrece las mejores probabilidades de salvar el testículo, con una tasa de éxito de alrededor del 90%. Sin embargo, después de 12 horas, las posibilidades de salvar el testículo disminuyen significativamente, y después de 24 horas, la necrosis testicular es casi inevitable, requiriendo una orquiectomía (extirpación del testículo afectado).

El manejo postoperatorio incluye analgesia para el control del dolor y vigilancia para asegurar la recuperación completa del paciente. En algunos casos, se puede realizar un seguimiento a largo plazo para evaluar la función endocrina y reproductiva, especialmente en pacientes jóvenes que podrían estar preocupados por las implicaciones en su fertilidad.

6.2. Epididimitis: Manejo médico conservador

La epididimitis, que es una inflamación del epidídimo (la estructura en forma de tubo que transporta los espermatozoides desde los testículos), generalmente tiene un origen infeccioso y puede ser manejada de manera conservadora en la mayoría de los casos. La etiología de la epididimitis varía según la edad del paciente y sus factores de riesgo. En hombres jóvenes, es frecuente que las infecciones de transmisión sexual (ITS), como la clamidia y la gonorrea, sean las principales responsables, mientras que, en hombres mayores, las infecciones del tracto urinario (ITU) o la prostatitis suelen ser causas más comunes.

El tratamiento inicial de la epididimitis no complicada incluye el uso de antibióticos dirigidos a las bacterias más comunes. El tipo de antibiótico dependerá de la etiología sospechada. En pacientes jóvenes con riesgo de ITS, se utilizan antibióticos que cubran clamidia y gonorrea, como la doxiciclina o ceftriaxona, mientras que en pacientes mayores con infecciones urinarias se prefieren antibióticos que cubran las bacterias uropatógenas, como ciprofloxacino o levofloxacino.

Además del tratamiento antibiótico, el manejo de la epididimitis incluye el uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), como el ibuprofeno o el diclofenaco, para reducir el dolor y la inflamación. En algunos casos, se recomienda el reposo escrotal, que consiste en mantener el escroto elevado mediante el uso de un suspensorio o ropa interior ajustada, lo que alivia el dolor y reduce el edema. En casos de dolor severo, se puede recurrir al uso de analgésicos más potentes.

El seguimiento es crucial para asegurar la resolución completa de la infección. Si los síntomas persisten o empeoran a pesar del tratamiento adecuado, es necesario reevaluar al paciente para descartar complicaciones, como el desarrollo de un absceso escrotal o la progresión a una orquitis (infección del testículo).

6.3. Traumatismos testiculares: Manejo individualizado

Los traumatismos testiculares pueden variar desde lesiones leves hasta situaciones graves que requieran intervención quirúrgica. El manejo de estas lesiones depende de la severidad del trauma y de los hallazgos en la evaluación clínica y ecográfica.

  • Lesiones leves: En casos de trauma leve, donde no se identifican signos de rotura testicular ni grandes hematomas, el tratamiento suele ser conservador. Esto incluye el uso de analgésicos, antiinflamatorios, y reposo escrotal para aliviar el dolor y reducir la inflamación. Se recomienda al paciente evitar actividades físicas extenuantes durante varios días para facilitar la recuperación.
  • Lesiones moderadas a graves: En casos de traumatismo severo, donde se sospecha una rotura testicular o un gran hematoma escrotal, la intervención quirúrgica puede ser necesaria. La ecografía Doppler es útil para evaluar el grado de daño y la viabilidad del testículo. Si se confirma una rotura, el paciente debe ser llevado a cirugía para reparar los tejidos dañados. En algunos casos, si el testículo está demasiado dañado, puede ser necesaria una orquiectomía (extirpación del testículo afectado).

Es importante destacar que incluso en casos de trauma moderado, se debe realizar un seguimiento a largo plazo, ya que las lesiones testiculares pueden tener un impacto en la función reproductiva. En pacientes que experimentan atrofia testicular o dolor crónico tras el trauma, puede ser necesaria una evaluación adicional con un urólogo especializado en fertilidad.

7. Consideraciones generales

Además del tratamiento específico de cada condición, existen algunas medidas generales que pueden implementarse en el manejo del escroto agudo:

  • Reposo y soporte escrotal: Independientemente de la causa subyacente, mantener el escroto elevado mediante un suspensorio puede aliviar el dolor y la hinchazón. El reposo físico también es importante para permitir la recuperación.
  • Analgésicos y antiinflamatorios: En la mayoría de los casos, el dolor puede ser manejado con AINEs, pero en casos más graves se pueden requerir opioides para el control del dolor.
  • Seguimiento estrecho: Los pacientes con escroto agudo, especialmente aquellos que han requerido cirugía, deben ser seguidos de cerca para evaluar su recuperación y prevenir complicaciones.

8. Conclusión

La valoración del paciente con escroto agudo representa un verdadero desafío en la práctica clínica debido a la amplia gama de posibles diagnósticos, algunos de los cuales requieren una intervención urgente para preservar no solo la función del testículo, sino también la calidad de vida y la fertilidad del paciente.

Entre todas las causas de escroto agudo, la torsión testicular se destaca como una de las emergencias urológicas más críticas, dado que su pronóstico depende casi exclusivamente de la rapidez con la que se realice el diagnóstico y el tratamiento. El tiempo es, en estos casos, un factor determinante: los pacientes que reciben tratamiento dentro de las primeras 6 horas desde el inicio del dolor tienen una alta probabilidad de conservar la viabilidad del testículo, mientras que los retrasos pueden llevar a la pérdida irreversible del mismo.

La evaluación rápida y precisa, el manejo clínico oportuno, y la educación tanto del profesional de la salud como del paciente son los pilares fundamentales para garantizar el mejor pronóstico en los pacientes con escroto agudo. Ante cualquier síntoma de dolor escrotal repentino, tanto los profesionales de la salud como los pacientes deben estar preparados para actuar rápidamente, asegurando así la preservación de la función testicular y, en muchos casos, de la fertilidad.

Referencias

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  4. DeGowin, EL (1994). Degowin y Degowin’s Diagnostic Examination (6a ed.). McGraw-Hill Professional.
  5. Douglas, G. (2014). Macleod: exploración clínica.

Autor

John Jarbis Garcia Tamayo

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